Constantemente se recalca que tan relevante como entrar a la universidad, es mantenerse en ella el tiempo que corresponde. Serán años de estudios donde se debe lidiar con varios factores que pueden afectar en la continuidad de éstos y que suelen variar según la carrera. Los estudios hablan de un problema que golpea a instituciones, estudiantes y a las familias.
La deserción universitaria es un tema que golpea fuerte al mundo de la educación superior. Las cifras muestran que es un problema latente y los especialistas no dudan en asumir el impacto que significa para las instituciones, las familias y los alumnos. Un conflicto que se tiene su solución en estudiantes con mayor información y conocimiento vocacional de sus capacidades.
Según el informe de Retención de Primer Año en Pregrado lanzado a comienzos de este año por el Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SIES), dependiente del Mineduc, indica que la deserción afecta de mayor manera a carreras como Derecho (con un 28%), Arquitectura (26%) y Trabajo Social (25%).
Asimismo, las universidades privadas presentan una mayor deserción con un 30% contra un 22% de las estatales y un 16% en las particulares con aporte del Estado. En cuanto a carreras técnicas y profesionales, las primeras presentan altos niveles de abandono con un 41% contra un 27% de las segundas.
Las razones de la deserción
En un estudio efectuado por la Universidad de Chile el año 2008, se buscó conocer los motivos de la deserción universitaria se nombraron tres aspectos relevantes a considerar
- Problemas vocacionales: Entendido como el hecho de no quedar en la carrera de preferencia, dificultades en el acceso a información y orientación académica, además de una fuerte desmotivación por la carrera.
- Poseer una precaria situación socioeconómica familiar: Los grupos familiares más vulnerables son los pertenecientes a los primeros quintiles de ingreso y el tener menor acceso a becas y créditos (universidades privadas) a lo largo de la carrera es un factor destacado en el abandono de la educación.
- Deficiente rendimiento académico: Este punto se manifiesta al tener debilidades académicas previas (deficientes hábitos de estudio; metodologías de enseñanza/aprendizaje diferentes entre la educación media y la educación universitaria),
poseer flaquezas en metodologías de enseñanza /aprendizaje incongruentes con el perfil de ingreso de los estudiantes e insatisfacción con la carrera.
Análisis de la problemática
Andrea Sáez, trabajadora social y académica de la Universidad del Mar, cree que este es un tema de política universitaria y un debate que se debe plantear, aunque de la manera correcta. Para ella no es el problema principal que debe abordarse, sino que es el efecto de la vulnerabilidad académica de los estudiantes. “Las universidades deben trabajar responsablemente frente a sus futuros alumnos, brindándoles información transparente, una difusión amplia de no sólo los programas, sino también de cómo es la vida universitaria con qué se van a encontrar durante los años que dure la carrera” sostiene.
La sensibilidad de este tema recae en aspectos económicos y las diferencias existentes entre los jóvenes para acceder a la universidad. Es así como Andrea Sáez señala que “el desertar significa un costo económico, una decepción anímica y en las familias vulnerables por lo general conlleva el no volver a estudiar, por lo que representa un aumento en la brecha de desigualdad del país”.
Los consejos que entrega esta académica a los estudiantes que están a punto de rendir la PSU se informen bien al momento de matricularse, que realicen consultas, que identifiquen sus habilidades y que esto determine la profesión que va a estudiar y que satisfagas sus expectativas vocacionales. Así, Andrea Sáez remata con una sugerencia vital para estos tiempos: “Lo importante es la motivación, ya que un estudiante motivado estará capacitado para enfrentar todas las dificultades que ponga por delante la vida universitaria”.
Según el informe de Retención de Primer Año en Pregrado lanzado a comienzos de este año por el Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SIES), dependiente del Mineduc, indica que la deserción afecta de mayor manera a carreras como Derecho (con un 28%), Arquitectura (26%) y Trabajo Social (25%).
Asimismo, las universidades privadas presentan una mayor deserción con un 30% contra un 22% de las estatales y un 16% en las particulares con aporte del Estado. En cuanto a carreras técnicas y profesionales, las primeras presentan altos niveles de abandono con un 41% contra un 27% de las segundas.
Las razones de la deserción
En un estudio efectuado por la Universidad de Chile el año 2008, se buscó conocer los motivos de la deserción universitaria se nombraron tres aspectos relevantes a considerar
- Problemas vocacionales: Entendido como el hecho de no quedar en la carrera de preferencia, dificultades en el acceso a información y orientación académica, además de una fuerte desmotivación por la carrera.
- Poseer una precaria situación socioeconómica familiar: Los grupos familiares más vulnerables son los pertenecientes a los primeros quintiles de ingreso y el tener menor acceso a becas y créditos (universidades privadas) a lo largo de la carrera es un factor destacado en el abandono de la educación.
- Deficiente rendimiento académico: Este punto se manifiesta al tener debilidades académicas previas (deficientes hábitos de estudio; metodologías de enseñanza/aprendizaje diferentes entre la educación media y la educación universitaria),
poseer flaquezas en metodologías de enseñanza /aprendizaje incongruentes con el perfil de ingreso de los estudiantes e insatisfacción con la carrera.
Análisis de la problemática
Andrea Sáez, trabajadora social y académica de la Universidad del Mar, cree que este es un tema de política universitaria y un debate que se debe plantear, aunque de la manera correcta. Para ella no es el problema principal que debe abordarse, sino que es el efecto de la vulnerabilidad académica de los estudiantes. “Las universidades deben trabajar responsablemente frente a sus futuros alumnos, brindándoles información transparente, una difusión amplia de no sólo los programas, sino también de cómo es la vida universitaria con qué se van a encontrar durante los años que dure la carrera” sostiene.
La sensibilidad de este tema recae en aspectos económicos y las diferencias existentes entre los jóvenes para acceder a la universidad. Es así como Andrea Sáez señala que “el desertar significa un costo económico, una decepción anímica y en las familias vulnerables por lo general conlleva el no volver a estudiar, por lo que representa un aumento en la brecha de desigualdad del país”.
Los consejos que entrega esta académica a los estudiantes que están a punto de rendir la PSU se informen bien al momento de matricularse, que realicen consultas, que identifiquen sus habilidades y que esto determine la profesión que va a estudiar y que satisfagas sus expectativas vocacionales. Así, Andrea Sáez remata con una sugerencia vital para estos tiempos: “Lo importante es la motivación, ya que un estudiante motivado estará capacitado para enfrentar todas las dificultades que ponga por delante la vida universitaria”.
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